lunes, 12 de mayo de 2008

Carmen ha muerto


Interrumpo mi falsa despedida para decirlo. Porque su familia no se ha molestado en publicar la esquela en el periódico- tenía que haberlo hecho yo, ¡tenía que haberlo hecho yo!-; porque me da pena aunque yo no sé qué quedaba de esa mujer cuando la he conocido; porque en cierto modo la echaré de menos cuando vaya a la residencia, allí, inutilizada, sobre la cama, con la mandíbula batiente de forma contínua, quemando los últimos cartuchos de una vida sumergida ya en la demencia, la enfermedad y el olvido, atada a un sillón de la mañana a la noche, sin visitas, con las auxiliares, otra enferma y su familia como única compañía.
Ya no volveré a escuchar su "por favor, por favor, ¿podría darme un poco de agua?", ni su- se me hace un nudo en el estómago- "por favor, ¿podría darme a mí también un beso?"

¿Qué habrán hecho con sus fotos en blanco y negro? Esas en las que aparecía elegantísima, con su turbante a lo Gloria Swanson, recién casada con su difunto marido, aquel Errol Flynn corpulento que era capitán, eso sí que nunca se cansaba de repetir la pobre Carmen.

Pobre Carmen, si te hubiera conocido cuando estabas bien, cuando tenías la cabeza y los recuerdos en su sitio, cuando regentabas esa tiendecita cerca de la Gran Vía...

Pobre Carmen, espero que no vuelvas a tener sed jamás y que viajes ya con tu marido, el capitán, a bordo de ese barco desconocido que se pierde en el firmamento de la eternidad.

3 comentarios:

PePe dijo...

Mi más sentido pésame. Un abrazo.

dennis_weaver dijo...

Vaya por dios, hay va también mi pésame, y ya siento aparecer aquí después de tanto tiempo sólo para esto.

Anabel Rey Lee dijo...

Gracias, chicos, por vuestra sensibilidad, por leerme, por estar ahí.