A una buena amiga mía le han hecho en el trabajo eso que ahora se conoce por mobbing, es decir, acoso en el entorno laboral, ya sea por acción u omisión.
El suyo, el mobbing que ha sufrido, ha sido una mezcla de ambos: en numerosas ocasiones no contaban con ella para planes y proyectos que se realizaban delante de sus narices y para los cuales ella no tenía ningún inconveniente en participar; pero otras veces, el maltrato consistía en frases lapidarias contra sus capacidades profesionales, o chanzas zafias y alusiones y cuestiones sobre su vida privada que ningún compañero de trabajo- sin la confianza que sólo una amistad íntima otorga- debería permitirse hacer.
Ha ido al médico para pedir la baja por depresión (procesos así, de vejación, ignorancia y apaleamiento de la autoestima constante lo merecen) y el médico le ha explicado que su problema es que es "culpable" de ser una mujer joven, hermosa, con una envidiable preparación acedémica y unos modales superiores a los de la media. Ah, se me olvidaba: y de ser demasiado bondadosa y honesta.
Ella no podía entenderlo, que sólo por sus virtudes se la pudiera repudiar, maltratar, marginar. Y el buen médico le ha explicado que sólo por ser bella, con su mera presencia, ya había personas que se podían sentir ofendidas y dolidas.
¿Personas? ¿Pero de qué clase de "personas" hablamos? ¿de qué especie de ave carroñera, supurando envidia y rencor, complejos de inferioridad y miseria moral, hablamos? ¿Tanto ofende la belleza física, eso que nos ha sido concedido a los hombres cómo el mayor halago existente para nuestro sentido de la estética? Un placer que se goza con el simple don que es el sentido de la vista. Y algunos, se ofenden.
Qué asco, qué gente, qué estercolero...Tener miedo a la Belleza.
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