jueves, 6 de marzo de 2008

Sonreír sin querer


Yo, antes,
sabía sonreír sin querer,
¿cómo fue que perdí mi habilidad?
Yo, antes,
era un experto
en simpatía impostada,
en lucir carcajadas,
en exhumar amabilidad,
crucificado en escenarios de
cartón piedra,
encadenado a ficciones sociales.

Pero hace días que lo intento
y me veo incapaz.
Como quien cuchillo en mano,
pulso tembloroso,
trata en vano de rasgar
en madera fresca
un corazón,
y sólo logra
un trazo deforme.
Como el artista que desea
comenzar un esbozo,
un mero esqueleto gráfico,
y se pierde en el
titubeante intento,
porque las Musas
no le responden.

Hay algo que grapa mis labios,
rellena mi boca de viscosa masa,
sella mis intenciones,
y no, ya no,
no puedo
sonreír sin querer,
a los que no deseo
ni sonreír
ni ver.

2 comentarios:

SWEET JANE dijo...

Hay veces,que es mejor sonreir aunque te cueste... Los fuertes sonrien siempre como las misses sonrien siempre...además una sonrisa no solo es un arma de seducción..la amabilidad es la mejor defensa, es el mejor ataque..
-Los fuertes sonrien siempre,las misses sonrien siempre...ahora en la intimidad...en confianza si quieres llorar.¡llorá!, si te apetcerte,no te apetece nada... hay confianza!!
-No pierdas la sonrisa, Las misses siempre sonríen ...

Ian Grecco dijo...

Es verdad. Olvidé que muchos creen que soy Miss Perfección. Con esos me comportaré como tal, sonreiré y diré que todo va bien: sólo mis verdaderos amigos sabéis que tengo tantas taras como cualquier otro especimen humano. Y me queréis pese a ello.