pero no se quita ni uno solo de los tres jerseys que lleva.
Tiene hambre a todas horas, pero nunca come con avidez.
Tiene sueño, y sí, espanta el sueño con cafés y bebidas poco saludables, pero no duerme.
Respira mal, pero no se obliga a relajarse y a respirar como le enseñaron sus profesores de gimnasia y danza y demás gaitas físicas.
No está bien, pero no hace nada por ayudarse.
Quiere escribirle, pero no lo hace.
Quiere llamarle, pero no le llama.
Quiere que vaya a la fiesta, pero no le avisa de que hay una/la fiesta.
Quiere, quiere, quiere...Pero no hace nada. Nada.
lunes, 18 de mayo de 2009
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2 comentarios:
creo que en cuanto haga algo, lo que sea, el miedo empezará a empequeñecerse y podrá seguir "haciendo" todo lo que "quiere"..
no sé de dónde me viene esa intuición; supongo que desde algún lugar de mi propia historia.
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