Aquí van algunas frases rescatadas de este escandaloso libro que merece la pena ser leído, aunque a algunos su argumento les dé tanto repelús que no les permita pasar de la primera página (yo estuve a punto de formar parte de ese colectivo).
Lo cogí prestado en la biblioteca de la parte vieja de mi ciudad, no creo que tengan problemas en conseguirlo. Pero no voy a decir de qué va: descúbranlo. Yo, gracias a este libro, he redescubierto mi fascinación por la nueva narrativa francesa. No sé si seré capaz de escribir así, pero esta literatura condensa a la perfección mis ansias de transmitir sobredosis de sensaciones, sensibilidades a flor de piel, pesimismo real, optimismo "naïf", fealdad formalmente hermosa.
"Un cadáver no le deja a una ni un momento de sosiego"
"¿Sabes acaso cuántos actos de voluntad se necesitan para no mancillar excesivamente un ideal soñado?"
"Creo que a la vida no le gusta el vacío, así que siempre estamos sustituyendo, rellenando los huecos, pero no quiero de ninguna manera sustituirte"
"Así que nos matamos y se nos concede la belleza..."
"Calcinado y convertido en cenizas, Benôit era aún más atractivo y deseable"
"Sólo son nuestros de verdad la risa y el llanto"
"...me desperté con toda la vida por delante y sin saber qué hacer con ella"
Y esta, de H. Mankell, cierra el libro:
"Nos acordamos de los muertos y, sin embargo, es como si nunca hubieran existido"
miércoles, 30 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario