con el Sol, la playa y el verano.
Durante mucho, les desprecié;
me parecían indignos de levantar verdaderas pasiones y desvelos; burdos, pegajosos, sucios, fáciles de apreciar y malgastar,
como un algodón de azúcar rosado que se deshace
mágicamente
en la boca
dejando, tan sólo, un regusto a arena refinada
y cierta desagradable sensación en los labios,
como de haberse embadurnado de pegamento.
Pero me equivoqué...
El Sol, la playa y el verano
también poseen su valía, su talento...
Sin ir más lejos,
me han ayudado a serenarme, a pensar y a encontrarme en mitad de un océano de tiempo
en el que comenzaba a verme perdido,
sin remedio.
domingo, 30 de agosto de 2009
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3 comentarios:
siempre digo que el mar le ayuda a uno a ponerse en orden.. ;)
Cierto, querida Paaliy. Y con todos mis respetos al Mare Nostrum, he de reconocer que soy un amante del mar Cantábrico...
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